Volkswagen Golf R. Por si el GTI te parece poco
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La verdad, yo veo esto en el espejo retrovisor y me llevo un susto... |
Ejercicio mental; vamos a viajar mentalmente al pasado, no
mucho, 10 años más o menos. Si en esa época me preguntas por el compacto más
potente del mercado, dos respuestas te daré: Mitsubishi Lancer Evo y Subaru
Impreza WRX STI. Ambos rozaban los 300 cv y ambos procedían directamente del
mundo de la competición, de los rallies, porque si no era con un chasis afinado
y lo último en tracción total y gestión de diferenciales no había manera de
digerir tanta potencia.
Pero a día de hoy todo ha cambiado. Los GTI ya no son
ligeros compactos de relativamente alta potencia; han engordado y se han
vitaminado, ninguno puede permitirse la vergüenza de ofrecer menos de 200 CV y
la electrónica los hace asequibles a cualquier uso. Pero ahí no quedó la cosa,
hubo que inventar un escalón superior a éste para demostrar todo lo que puede
dar de sí el segmento de mayor volumen de mercado.
En aquella época vió la luz el predecesor del Golf R que nos
ocupa. Se denominaba Golf R32. Como en aquel entonces los cuatro cilindros
turbo de elevada potencia sólo se les daban bien a los dos japoneses
anteriormente mencionados, recurría a un V6 y a la tracción total para
diferenciarse del GTI, aunque esto le hiciera demasiado pesado.
En su anterior generación el Golf R desterró el V6 y se pasó
al 2.0 TFSI, pero en esta de 2014 el instrumento está muy afinado y bajo el
capó encontraremos un cuatro cilindros 2.0 de 300 CV entre 5500 y 6200 rpm. Si
hablamos de par, el R es una locomotora de 380 Nm entre 1800 y 5500 rpm, así
que empuje tiene para un buen rato.
Se trata del mismo bloque que equipan sus primos el Audi S3
y el SEAT León Cupra (este último un poco descafeinado pero de tracción
delantera). Respecto a la anterior generación cambia en casi todo: culata,
válvulas, pistones, turbocompresor… todo para ofrecer 35 CV más y mejor
rendimiento.
La velocidad máxima está limitada a 250 km/h , pero a la vista
de las cifras claramente la superaría sin esfuerzo. Hablar de velocidad máxima,
especialmente en modelos alemanes, es baladí debido al acuerdo de limitación
que mantienen, así que hemos de fijarnos en otros datos como la aceleración. El
Golf R para el cronómetro en 4,9 segundos para alcanzar 100 km/h desde parado si
equipa la caja automática DSG de doble embrague y 6 velocidades; en 5,1
segundos si optamos por la manual, también de seis.
Y como la moda y la norma lo exigen, el consumo homologado
no discute mucho con las prestaciones: 6,9 l/100 km con la DSG y 7,1 con la manual. La
magia del turbo.
Para transmitir tan pocos segundos, tantos km/h y tantos CV
al asfalto el Golf R dispone del sistema 4Motion de tracción total. Basado en
el habitual Haldex que acopla el eje
trasero cuando la situación lo requiere, el Golf R es capaz incluso de transformarse
en un propulsión con el 100% del par transmitido al eje trasero, aunque rara
vez se dará este caso (así a bote pronto, se me ocurre que quieras escapar de
la malvada grúa que te acaba de remolcar, dejándote con el eje delantero en el
aire).
Pero 300 CV, si bien ya incluso común, sigue siendo una
cifra respetable. Tanto es así que el R equipa un diferencial electrónico XDS+
en cada eje, con sistema de bloqueo denominado EDS, que se aseguran de que el
coche vaya por donde el volante ordene. Para aderezar aún más esta sopa de
letras, se añade el control de estabilidad ESC con dos ajustes, siendo el modo
Sport bastante permisivo con los deslizamientos. Con este caldo va a resultar
difícil que tanto potro se desboque sin control, aunando eficacia y seguridad como
pocos. No obstante, el R es el único modelo de la gama Golf que permite la
desconexión total del ESC, para uso en circuito.
Para contener todo esto equipa los frenos de la versión “Performance” del GTI, con unos discos
delanteros de 340 mm
y traseros de 310. La suspensión se beneficia de unos ajustes de dureza
específicos que bajan la carrocería 5 mm respecto a un GTI. Opcionalmente se
ofrecen unos amortiguadores de dureza variable con tres programas: Normal, Comfort y Sport.
El conductor tiene a su disposición el denominado Driver Profile Selector, con el que puede
escoger a su gusto el comportamiento deseado, modificando la respuesta del
motor, el comportamiento de la caja DSG y la dureza de la suspensión (cuando se
haya optado por estos elementos) según varias personalidades: Eco, Comfort, Normal, Individual y Race.
Exteriormente el Golf R se distingue gracias a su estética
exclusiva, con cambios en paragolpes, cuatro salidas de escape, pilotos
oscurecidos, luces diurnas diferenciadas y distintivos R. A esto se suman las
llantas de 18”
modelo Cádiz que le sientan como un
guante.
Si aún con todo esto pensáis que vuestro Golf R no es
suficientemente diferente al resto no os preocupéis, de manera totalmente
exclusiva podréis optar por el color Lapis
Blue Metallic y/o una tapicería interior de cuero específica.
Toda esta amalgama de potencia, eficiencia, mecánica y
electrónica se esconden bajo la carrocería de este Golf, que además podemos
escoger en sabor de 3 o de 5 puertas (incluso se rumorea una versión Variant).
El precio parte en 39.230 € para la versión de 3 puertas con cambio manual y por
41.410 lo tenemos con la muy recomendable caja automática DSG.
Este es el precio de desayunar GTIs, pero… ¿y si el R te
parece poco? Tranquilo, se ha confirmado que el Golf R 400 del que hace poco os habló mi compañero Raúl, va a comercializarse. Las babas al cubo, por favor.
Y pensar que el auténtico predecesor de este R, el G60,
contaba con poco más de la mitad de potencia que el R normal…
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